Los días cobijan tu infancia
Volviéndote cada vez más bella,
Cada vez más serena.
Tu voz convertida en lento arrullo,
o en un grito descontento que se relega
Entre aquellos besos que lanzas sin recato
A estas horas exactas, presiento a mi lado;
Tu ternura en una sonrisa de niña traviesa,
y tu seguridad intensamente mía.
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